Zaragoza acogió el pasado 7 de abril de 2019 la decimotercera edición de su Maratón Ciudad de Zaragoza, la única en asfalto que se celebra en Aragón. Una carrera que volvía a celebrarse en abril después de que el año pasado tuviera que retrasarse al mes de mayo. Entonces las crecidas del Ebro inundaron parte de su recorrido, pues su trazado cruza en varias ocasiones el segundo río más largo de la península ibérica.
Quizá su camiseta no sea espectacular. Ni su medalla tan bonita. Y en su bolsa del corredor predominan más los papeles que los obsequios. Ni tiene esas comida de la pasta y sólo dispone de una modesta feria del corredor con unos cuantos expositores. Aspectos que todo el corredor valora, pero que no dejan de ser secundarios. Porque las camisetas y las medallas la mayoría de las veces acabarán en un cajón, para dejar sitio a las siguientes.
Lo que importa, cuando uno lleva ya en sus piernas unas cuantas maratones o cualquier otra distancia, son cosas sencillas. Que la recogida del dorsal no sea un problema, que en los avituallamientos haya agua para todos, que si vienes de fuera llegar a la salida no sea una odisea y que además tengas unas duchas al acabar la carrera, entre otros aspectos. Todos los demás servicios está claro que suman para hacer una maratón más o menos atractiva.
La maratón de Zaragoza ofrece todo ésto, además de liebres, fisios, numerosos patinadores de apoyo en los diez últimos kilómetros y una salida y meta tan accesible como monumental. Y también ofrece algunas cosas que otras maratones que multiplican su presupuesto no tienen. Como duchas cercanas o una amplia colección de fotografías gratuitas de cada corredor en diversos puntos de su recorrido, no sólo entrando en meta.
Numerosos voluntarios
Pero sobre todo, la maratón de Zaragoza destaca en algo que solemos minimizar, como es el trabajo de los voluntarios. Sin ellos, cualquier carrera de cualquier distancia sería inviable o como mínimo menos cómoda para el corredor. Porque los voluntarios de Zaragoza, situados cada 200 ó 300 metros, no dejaron de animar o ayudar cuando era necesario a los cerca de 1.000 corredores que fueron pasando uno a uno por su lado.
Y es que la maratón, lejos de los que muchos quizá pensábamos, es un trabajo en equipo. Los voluntarios son una pieza más para que el engranaje que cada corredor lleva ajustando desde hace meses funcione.
Poco público, pero generoso
Otra pieza importante es el público. Sus ánimos pueden hacer, a partir del kilómetro 30, que un corredor resucite y no se convierta en un figurante de un capítulo de The Walking Dead y logre ganar esa batalla que empieza a mantener con sus pensamientos y sus piernas. De animación, tampoco anda mal la maratón de Zaragoza. Poca gente sí, pero casi todos generosos con un aúpa, una sonrisa o un aplauso para el corredor.
Pero la Maratón de Zaragoza no es perfecta, también tiene algunas cosas que mejorar. Quizá una mayor implicación de la ciudad, pues un día antes, paseando por sus calles, había pocos indicios de lo que se iba a celebrar.
También quizá necesitaría algo de animación organizada, sobre todo en su segunda mitad. Durante un maratón cualquier ciudad debería ofrecer sus calles a músicos o bandas de la región para engrandecer esta fiesta. Ganaría la prueba, ganaría la ciudad.
Porque el resto de carencias que pudiera tener la prueba (pocos corredores que hacen complicado encontrar compañeros de ritmo, escaso público en algunas zonas o presupuesto ajustado) se solucionarán si logra incrementar su participación. A más corredores, más acompañantes, más público, más patrocinadores, más ingresos para la ciudad.
La base ya la tiene. También potencial para seguir creciendo. Su ubicación geográfica, a tres horas en coche de las tres ciudades más pobladas de España (Madrid, Barcelona y Valencia) hace que la prueba sea idónea para una estancia de una noche, gracias a una amplia oferta de alojamientos en toda la ciudad.
Coincidencia con otras maratones
El problema quizá es que la cita de Zaragoza está demasiado cerca en el calendario de otras dos grandes maratones como son la de Barcelona (10 de marzo) y la de Madrid (27 de abril). Quizá si se alejase un poco más en fechas de alguna de ellas la participación en Zaragoza mejoraría. Hay que recordar que empezó a celebrarse en octubre (2007), pasó a noviembre (2009 y 2010), repitió varias veces en septiembre (2008, 2011-2016) y desde 2017 trata de consolidarse en abril.
En cuanto a su recorrido, su trazado es llano aunque con numerosos baches. Rampas cortas que se vuelven cumbres a medida que se van acumulando los kilómetros en las piernas de los corredores.
El recorrido tiene de todo. Al igual que cualquier maratón urbana, no es sencillo colocar 42 kilómetros en puntos de la ciudad que resulten atractivos. Tiene algunos tramos solitarios y otros más animados, como sus kilómetros finales en pleno centro. Quizá debería tratar de eliminar alguna curva más para lograr un recorrido más limpio y rápido.
Salida y meta monumental
La maratón de Zaragoza quizá tenga una de las salidas y llegadas más espectaculares de una maratón en España. En pleno centro de la ciudad, en la amplía plaza del Pilar, junto a la majestuosa Catedral Basílica de Nuestra Señora del Pilar. Uno de los lugares de la ciudad más accesibles para corredores y acompañantes. Al contar con poco más de un millar de corredores, y a pesar de tener un giro en sus primeros metros, es una salida limpia, rápida y sin atascos.
Tras abandonar la plaza del Pilar, la carrera toma el paseo de Echegaray y Caballero. En el kilómetro 1,5 cruza por primera vez a la otra orilla del Ebro por el puente de la Almozara.
Sigue entonces por la avenida José Atarés para abandonar poco después el asfalto (km 3.6). Discurre luego por las aceras del recinto ferial donde se celebró la Exposición Internacional de Zaragoza en 2008. Una zona de aceras coloreadas que incluye un giro de 180 grados resbaladizo y que como advertía in situ un miembro de la organización hay que hacer casi andando.
Recinto ferial de la Expo
En el kilómetro 5 la carrera abandona este recinto dedicado al agua y transita por aceras paralela al río Ebro por el pequeño parque de las Ranillas. No tardará en regresar al asfalto poco antes del km 6 de nuevo por la avenida José Atarés. A continuación emprende camino por la avenida de Pirineos, bordeando el parque del Tío Jorge, y regresa más adelante al paseo de la Ribera. En el kilómetro 9 cambia de orilla y vuelve a cruzar el río Ebro, esta vez por el amplio puente del Pilar.
Desde este punto, nos aguarda una larga recta de un kilómetro y medio de distancia por el paseo de Echegaray y Caballero. El camino de vuelta será similar, ya que deberemos subir por la calzada opuesta para regresar a la glorieta del puente del Pilar (km. 12),un punto idóneo para todos aquellos que quieran ver pasar a los corredores hasta en tres ocasiones (aproximadamente en los kilómetros 9, 12 y 38).
Tras abandonar la ribera del Ebro, cambiamos el amplio paseo de Echegaray y Caballero (km 12,4) y tomamos la avenida de San Vicente de Paul. Afrontaremos a partir de aquí el perfil más ascendente de esta maratón, que hasta entonces había sido principalmente llana.
Similar a la Casa Campo de Madrid
Serán prácticamente casi seis kilómetros donde la prueba pica ligeramente hacia arriba. Culminan en el Parque Grande José Antonio Labordeta, en principal pulmón verde de la ciudad, y que es una mezcla entre el Retiro y la Casa de Campo de Madrid. De hecho, algunos tramos de esta parte de la carrera recuerdan mucho a la maratón de Madrid cuando atraviesa su Casa de Campo.
Entre el kilómetro 18 y el 27 la maratón de Zaragoza discurre por este parque y sus barrios aledaños. Alterna aceras, carril bici, calles e incluso algunos breves tramos de carretera.
A continuación, entre el kilómetro 27 y el 33 se encuentra quizá la parte más favorable de su trazado.La mayoría de estos seis kilómetros transcurren en ligero descenso, aunque intercalando algún pequeño repecho.
Los primeros tres kilómetros de esta bajada discurren exactamente por las calles que nos condujeron al parque Grande José Antonio Labordeta, bordeando el parque Pignatelli y el parque Miraflores hasta tomar la avenida de Cesareo Alierta.
Larga recta en la Ronda de la Hispanidad
A partir del kilómetro 30, afrontamos un nuevo trazado, tras tomar el Camino de las Torres y luego la calle Miguel Servet para rodear el parque Torre Ramona. Poco antes del kilómetro 34 llegaremos a la Ronda de la Hispanidad, en la carretera Z-30, una larga recta que se prolongará durante más de dos kilómetros y que nos llevará de nuevo a la otra orilla del río Ebro. Una parte complicada, solitaria, y con escaso público que quizá sea uno de los momentos delicados para muchos corredores.
Acabada la ronda, y tras tomar la calle de Jesús Burriel Arias, regresamos de nuevo al Paseo de la Ribera, que abandonaremos unos breves instantes para cruzar de nuevo el Puente del Pilar (km. 38), y volver de nuevo al Paseo de la Ribera.
Unos kilómetros después cruzaremos definitivamente a la otra orilla del Ebro por el puente de Santiago y afrontaremos los dos últimos kilómetros del maratón de Zaragoza.
Desde este punto, casi en la parte trasera de la Basílica del Pilar restarán sólo dos kilómetros. Primero por lugares que ya conocemos, como el Paseo de Echegaray y Caballero o la calle San Vicente de Paul. Después, por calles céntricas, repleta de vecinos y turistas, callejearemos por la calle del Coso, de Jaime I y por las callejuelas de Espoz y Mina y Alfonso I para afrontar los últimos metros en la emblemática y concurrida plaza del Pilar.
Triunfos de Alberto Puyuelo y María Romero
Alberto Puyuelo Pardo (2:25:24) se llevó esta decimotercera edición de la Maratón de Zaragoza por delante de Agustín Moreno Navarro (2:27:54) y Ander Barrio de Rioja (2:40:33).
La mejor fémina fue María Romero Ledo (3:15:44), compartiendo podio con Jessica Lorenci Ruiz (3:17:38) y Noelia Marqués Cobeta (3:18:10). Un total de 1.005 corredores completaron esta maratón, una cifra que casi dobla la participación del pasado año, que como recordamos fue retrasada un mes en el último momento.
En la prueba parela de 10K, con 2.224 corredores llegados a meta, el más rapido fue Walid Zbiba (31:32), por delante de Nadir Ait Rahou (32:10) y Roberto Martin Aznar (32:47). Leticia Acereda Pascual se llevó en triunfo (36:26) por delante de Isabel Linares Martínez (37:32) y Olatz Flores Yaben (37:44).
Para más información puedes consultar la web del Maratón de Zaragoza, su página de Facebook o el amplio catálogo de las imágenes que Carlos Barrio y su equipo hicieron del maratón de Zaragoza.