Encontrar en la Comunidad de Madrid una carrera de montaña, que disponga de todas las autorizaciones pertinentes, se ha convertido en una quimera y ya han sido varias las pruebas que han tenido que modificar su recorrido, retrasarse o suspenderse en los últimos meses. Conscientes quizá de esas dificultades, en la provincia de Segovia han sabido aprovecharse de esa demanda insatisfecha y este año han surgido dos nuevas carreras, a poco más de una hora en coche del centro de Madrid, en las localidades cercanas de Santo Tomé del Puerto y Cerezo de Arriba. La primera se celebrará el próximo 17 de septiembre bajo el nombre de la Titánica Segoviana, mientras que la segunda, el Trail de Lobo, se disputó el pasado 7 de agosto.
El Trail del Lobo obtiene su nombre de la subida al Pico del Lobo (2.274 m), la cima más alta de la Sierra de Ayllón, la cordillera del Sistema Central que separa las provincias de Segovia y Guadalajara. Esta primera edición se saldó con una excelente acogida por parte de los corredores, muchos de ellos madrileños, ávidos de pruebas de montaña. Tal fue su éxito, que apenas unas horas después de la finalización de la prueba, la organización anunciaba la fecha de su próxima edición, prevista para el primer domingo de agosto de 2017.
Dura, pero menos técnica
El Trail del Lobo, en su versión corta de 20 kilómetros -la prueba que disputamos- ofrece un recorrido exigente, con un desnivel acumulado del 7% en sus 10 primeros kilómetros y con rampas que superan el 20%. Sin embargo, no se trata de un trazado excesivamente técnico, lo que hace que sea una carrera muy atractiva para corredores acostumbrados al asfalto y con poca experiencia en las pruebas de montaña, como por ejemplo era nuestro caso. Sólo la larga bajada por el cortafuegos, donde el camino desaparece por momentos, presentó alguna dificultad técnica para los no acostumbrados a este tipo de pruebas.
El resto de la carrera discurre por senderos anchos y bastante limpios de arena y piedras que permiten el paso simultáneo de varios corredores, lo cual suaviza su dureza y genera una menor ansiedad al corredor. En definitiva, se trata de una prueba bastante más dura que la Ruta del Cobre en Villanueva del Pardillo, pero mucho menos técnica que el Trail de Riaza, nuestras dos primeras incursiones en la montaña durante este año.
Lo segundo que espera encontrarse el corredor en una prueba de montaña y en cualquier otra carrera, es una buena organización y que la relación precio-servicios sea equilibrada. Y en este sentido, la organización del Trail del Lobo trató muy bien al corredor, rozando el sobresaliente, cuidando cualquier detalle antes, durante y después de la prueba. Y es que las cosas no pueden empezar mejor cuando llegas a un pueblo que no conoces y te encuentras con un voluntario que te indica donde puedes aparcar. Después, la recogida de dorsales fue bastante fluida y se trató de que el corredor llevara el mínimo material obligatorio (recipiente para líquidos, dorsal y tarjeta-chip para los controles de paso) para hacerle más ligera la aventura.
Muy bien señalizada
Una vez iniciada la carrera, el recorrido estuvo perfectamente señalizado con balizas, y con voluntarios estratégicamente situados, quienes además de animar, indicaban la dirección a seguir donde el sendero podía llevar a confusión. Los voluntarios que debían leer la tarjeta-chip de los corredores, en vez de quedarse parados, acompañaban la marcha de los corredores para evitar que éstos se parasen. Si a ésto le añades que los avituallamientos intermedios parecían un completo buffet libre, que te quitaban las ganas de seguir corriendo (a más de uno nos costó despegarnos de ellos), y que el avituallamiento final fue bastante completo con una variada barbacoa, bebida para reponer líquidos y mucha fruta, y con bastantes sillas para descansar, te sale una carrera redonda.
Pero hay más y es que los corredores y su acompañantes tenían acceso gratuito a la piscina de Cerezo de Arriba. De este modo los acompañantes podían elegir entre esperar a los corredores en alguna de las dos terrazas de la plaza del pueblo donde se ubicaba la meta o darse un refrescante chapuzón en la piscina municipal (que cuenta además con una piscina para los más pequeños).
Y después de una carrera, todos los corredores esperan, además de que la clasificación salga pronto, que haya imágenes de la prueba que inmortalicen su participación, porque a todos nos gusta ver como nuestro careto de sufrimiento se transforma en un rostro de alegría cuando detectamos una cámara. Y en este sentido, este primer Trail del Lobo, ofrece una gran variedad de fotografías -más de 600- y vídeos -incluso uno aéreo tomando por un drone-, material gratuito y disponible en su web y en su página de facebook. Además, la prueba contó con detalles curiosos, como las feroces marionetas que recibieron los ganadores de ambas pruebas o el aullido del lobo que de vez en cuando sonaba por la megafonía de una prueba que también contó con la animación de un speaker.
Detalles a mejorar
La cita, no obstante, también tuvo algunos lunares, que la organización ya se ha comprometido a mejorar en la próxima edición. En primer lugar se incrementó el kilometraje inicialmente previsto debido al estado de la vegetación y a las tareas de entresaca del bosque. La carrera corta se fue de los 19 kilómetros a los 20 kilómetros, algo asumible, pero la carrera larga pasó de 32 kilómetros a casi 40, rozando el maratón, con la enorme dificultad añadida de ser una prueba de montaña. Suele ser bastante habitual en las carreras de montaña estas modificaciones de última hora, aunque quizá el problema en esta ocasión es que se avisó con poco tiempo de antelación a los corredores, pues la organización mandó un mail un día antes y algunos corredores ya estábamos offline.
Pero quizá la mayor dificultad del día, incluso por encima de su exigente recorrido, fue el calor que hizo durante toda la prueba, especialmente en los últimos cuatro kilómetros de la misma, sin sombra bajo la que resguardarse. Cualquiera que haya corrido en pleno campo en agosto a más de 30 grados entre las 11:00 y la 15:00 de la tarde sabe lo duro que puede ser, pues una cosa es un entrenamiento en el que puedes bajar el ritmo y pararte a descansar e hidratarte y otra es una carrera donde el gen competitivo que todos llevamos dentro te impulsa a avanzar lo más rápido posible.
El último avituallamiento -único para la carrera corta- se encontraba a 10 kilómetros de la meta, por lo que a pesar de las advertencias previas de la organización para que se llevase al menos un litro de agua, casi todos los corredores coincidieron en la necesidad de situar un avituallamiento líquido en los cuatro últimos kilómetros (o al menos un pilón de agua para sumergir la cabeza), cuando el calor más apretaba y las fuerzas van mucho más justas. La otra opción hubiese sido adelantar una hora la prueba, pero del calor no se habrían librado los valientes que disputaron la carrera larga, una medida que seguramente hubiese reducido además la participación final de corredores de otras provincias en ambas distancias. El calor y la dureza del recorrido de la prueba larga seguramente contribuyeron al elevado número de abandonos que se produjeron en la carrera larga.
Por último, tampoco nos encantó -ésto ya es algo que va en función de gustos-, que la camiseta conmemorativa de la prueba no fuera técnica, para poder sacarla a pasear y lucirla con orgullo en algún que otro entrenamiento. En resumen, tras analizar los pros y los contra, nos quedamos con una carrera altamente recomendable, con un recorrido exigente, con una organización ejemplar y con una experiencia que esperamos repetir el próximo año y que recomendamos a los amantes del running y de la montaña.
Recorrido de la prueba corta
El recorrido de la prueba corta y de la carrera larga coinciden en sus primeros diez kilómetros, hasta el primer avituallamiento intermedio, justo donde las pruebas se separan. La carrera corta emprende ahí su regreso a Cerezo de Arriba y los corredores de la prueba larga aún tendrán que superar varias dificultades.
Pero volvamos al inicio. Ambas carreras parten de forma simultánea de la plaza mayor de Cerezo de Arriba, junto al Ayuntamiento, entre las carpas levantadas para recoger los dorsales y el camión escenario donde se subirán unas horas después los ganadores. Antes del inicio de la prueba los corredores tendrá que acceder al cajón de salida y activar su tarjeta-chip. Nada más comenzar, giro a la derecha para abandonar rápidamente el asfalto y tomar el camino de tierra de la Travesía Camino de la Sierra en un nuevo giro a la izquierda.
A partir de aquí, la carrera discurre por un sendero ancho de tierra, similar al de muchas carreras del circuito de carreras pedestres de Segovia. Son algo más de seis kilómetros con un par de subidas y bajadas, que no se hacen excesivamente duros porque el sol aún no aprieta con fuerza. Así, entre las dificultades que encontramos en este primer tramo, destacan una subida de casi dos kilómetros con un desnivel próximo al 4% entre el primer y tercer kilómetro; un repecho de unos 400 metros y una pendiente media del 5,6% poco antes del kilómetro 3,5; y una tercera ascensión, en el kilómetro 4,5, con más de 1.200 metros y un desnivel de 4%. No son subidas muy complicadas para un trail, gracias también a que nos encontramos en el inicio de la prueba y a factores como la amplia anchura del sendero y su buen agarre.
Comienza la subida
Tras atravesar un puente de la antigua vía férrea del Ferrocarril del Norte, el sendero poco a poco irá llegando a su fin y pasado el sexto kilómetro llegaremos al cortafuegos. La postal en este punto es espectacular, pues al levantar la vista vemos como el cortafuegos, como si fuera una autopista, asciende durante varios kilómetros en línea recta montaña arriba, hasta la cima del Pico del Lobo, en plena Sierra de Ayllón, dejando el denso bosque dividido en dos mitades. Para respiro de los corredores, sólo tendremos que subir por el cortafuegos algo más de 700 metros, y lo haremos por la parte más o menos transitable del mismo.
Entre el final del sendero (km. 5,8) y el final de esta parte del cortafuegos nos encontraremos con una rampa de unos 800 metros con un desnivel del 8% para ir calentando gemelos y cuádriceps de cara a lo que nos espera a continuación. Una de las ventajas, al menos para los participantes de la carrera corta, es que a partir del cortafuegos prácticamente los diez siguientes kilómetros de carrera transcurren a la sombra, protegidos de los rayos del sol.
Tras el cortafuegos tomaremos un sendero de tierra, en pleno bosque, el descatalogado sendero GR88, donde se ubica el primer control de la carrera y donde afrontamos quizá la última subida que los humanos podremos hacer corriendo. Un poco antes, en el kilómetro 6,7 comenzaremos dicha subida que se prolongará durante más de 1.200 metros con un desnivel del 7%. El sendero, muy bien conservado, bastante ancho y limpio, nos llevará durante tres kilómetros hasta el primer avituallamiento donde se separan ambas carreras. En estos tres kilómetros la mayoría de los corredores optaremos por afrontarlos casi en su totalidad andado, pues nos encontramos primero con una subida de más de 1,7 kilómetros y un desnivel medio superior al 17% y otra segunda rampa de 500 metros y una pendiente media del 11%.
Salvo que tus gemelos te lo permitan y tengas ya experiencia y mucha fuerza para afrontar este tipo de subidas, lo más recomendable en subir andando para no malgastar fuerzas, pues como señalan diferentes estudios en pendientes por encima del 15% es mejor caminar que correr porque el corredor se desgatará menos muscularmente y conservará una mayor energía. Es decir, que si te cuesta correr por la pendiente, y notas que tu corazón se desboca, lo mejor es que andes pues con un buen ritmo sólo perderás entre tres y seis minutos por kilómetro de ascensión.
Llegados al primer avituallamiento, situado en el kilómetro 10, que no en la cima, algo que sólo coronarán los corredores de la prueba larga, encontraremos allí todo lo necesario para reponer fuerzas: grandes bidones con agua y bebida energética, sandía, melón, frutos secos, gominolas, galletas de chocolate, etc… Un festín que querría cualquier niño en su fiesta de cumpleaños y que nos ayudará a afrontar la segunda parte de la carrera corta.
Bajada técnica y complicada
Desde este punto, la carera inicia una rápida bajada, primero por un ancho sendero de tierra que recorreremos durante casi un kilómetro hasta encontrarnos con dos amables voluntarios. A partir de ahí, abandonamos la seguridad del sendero y afrontamos sin duda la parte más técnica de la prueba, que se prolongará durante algo menos de tres kilómetros por el temido cortafuegos, con un desnivel medio negativo del 19%.
La primera parte de esta bajada, que se prolongará durante unos 900 metros, es la más técnica y la más peligrosa para nuestra integridad y nuestros cuádriceps. No hay sendero, hay mucha roca, incluso tendremos que pasar por debajo de algún árbol, por lo que es complicado bajar el línea recta y lo mejor (desde el desconocimiento de un novato del trail) parece que es bajar de lado o zigzagueando. Lo lógico es que en este primer kilómetro de bajada por el cortafuegos te dejes un par de minutos si no dominas las bajadas y como nosotros tienes más miedo que vergüenza.
La segunda parte, tras cruzar una carretera vigilada por un guardia civil, quien además de animarnos nos informa de en qué puesto vamos, aparentemente parece más asequible, pues el desnivel se ha suavizado y aunque al principio no hay sendero, sí hay varios surcos que iremos alternando hasta llegar al kilómetro casi 13,8, donde abandonaremos el cortafuegos y regresaremos al sendero de tierra que nos llevará rumbo a la meta.
Lo difícil parece que ya está hecho y ahora sólo nos queda regresar por los seis kilómetros que ya conocemos y que nos separan de la meta, del avituallamiento final y de la piscina de Cerezo de Arriba. Sin embargo, los árboles que hasta el momento nos protegían del sol ya no están, y el calor nos acompañará hasta la meta, con la única ayuda del agua que hayamos podido acarrear en nuestra botella.
Aprieta el calor
Los dos primeros kilómetros de esta particular lucha contra el sol quizá pasan rápido, pues el trazado sigue siendo favorable, acumulando una pendiente negativa del 4%. Sin embargo, antes de llegar al kilómetro 17 el calor irá haciendo mella a medida que nos encontramos con algunas rampas que tiempo atrás, en el camino de ida, nos parecían mucho más cortas y menos duras. Y es que hasta la meta aún nos restarán dos rampas de unos 500 metros cada una con un desnivel del 3%. Un avituallamiento líquido, sólo con agua, en estos tres o cuatro kilómetros hubiese evitado que muchos corredores llegáramos sofocados a la meta por el calor acumulado.
Uno no se imagina lo que debieron sufrir los participantes de la prueba larga, que recorrieron casi un maratón, de montaña, no olvidemos, teniendo que subir el Pico del Lobo, descender hasta La Pinilla y tener que afrontar una segunda subida hasta el Alto del Cervunal, para regresar a Cerezo de Arriba, pasado el mediodía, cuando el sol pega con más fuerza, por el mismo camino, con más de 30º a la sombra, y con un último avituallamiento a diez kilómetros de meta.
Raúl García Castán sigue engordando su palmarés
En cuanto a los vencedores de esta primera edición del Trail del Lobo, y en lo que respecta a la prueba larga, ésta no pudo tener mejor estreno en su palmarés que con el atleta Raúl García Castán (Segovia, 1970), pentacampeón de España de Carreras por Montaña (2006-2010), campeón de Europa de dicha especialidad en 2009 y vigente campeón de España de veteranos. Castán, del Trangoworld Team, se impuso con claridad a otro de los grandes corredores españoles de montaña, Juan Manuel Agejas Domínguez (Madrid, 1970), del club Tierra Trágame. Agustín Suñer Ramos completó el podium.
En categoría femenina, la ultrafondista argentina María Soledad Aragunde, ganadora entre otras pruebas de los 100 Km Madrid-Segovia, se impuso a su compañera de equipo del club Tierra Trágame Maribel Martín de la Iglesia, atleta polivalente, pues además de ser corredora de trail es la vigente campeona madrileña de esquí de montaña. Montse Sanchez de las Matas concluyó tercera.
Fernando Diéguez Romero se impuso en la prueba corta con poco más de un minuto de ventaja sobre Juan Ramírez Valderrama, segundo, mientras que Gustavo Martín Sen fue tercero. En categoría femenina Susana Vidal Gil logró la victoria por delante de Ana López San Román y Ana Azpilicueta Idarreta.
Ficha técnica
Carrera: I Trail del Lobo
Fecha: 7 de agosto de 2016
Lugar: Cerezo de Arriba (Segovia)
Distancia: 20 (+2.000) y 40 Km (+4.200)
Hora: 09:30
Precio: entre 20 y 33 €, según distancia
Organiza: Ayuntamiento de Cerezo de Arriba junto con Stirps Duero y YouEvent.
Participantes: 157 en ambas pruebas
Clasificaciones: 40 Km: Masculino: 1) Raúl García Castán (03:34:41); 2) Juan Manuel Agejas Domínguez (04:11:22); 3) Agustín Suñer Ramos (04:32:22). Femenino: 1) María Soledad Aragunde (05:00:09); 2) Maribel Martín de la Iglesia (05:13:33); 3) Montse Sánchez de las Matas (05:37:44). 20 Km: Masculino: 1) Fernando Diéguez Romero (01:38:24); 2) Juan Ramírez Valderrama (01:39:47); 3) Gustavo Martín Sen (01:41:41). Femenino: 1) Susana Vidal Gil (02:05:53); 2) Ana López de San Román (02:21:17); 3) Ana Azpilicueta Idarreta (02:30:16).
Clasificaciones completas: YouEvent
Fotos: Trail del Lobo
Vídeos: Trail del Lobo
Buenas amigos,
Este año 2017 se volvera hacer?? …
Gracias
Hola, se celebrará el 6 de agosto y contará con dos distancias de 42 y 21 km. Ha cambiado el nombre, Trail Maratón del Lobo y la web http://www.maratondellobo.com/
Un saludo